Cuando te juntas con otra liga, acabas jugando mejor.
No sé si te ha pasado alguna vez.
No sé si te ha pasado alguna vez.
Quedas con gente que va a otro ritmo… y en diez minutos ya sabes que ahí hay otra liga.
No hablan de lo mismo.
No se quejan. No lloran por todo.
No van corriendo a todos lados.
Van tranquilos, pero lo tienen todo controlado.
Ganan bien, se cuidan.
Cuidan de sus familias.
Leen, viajan, y encima tienen tiempo para vivir.
Y tú estás ahí escuchando, y piensas:
“joder, quiero más de esto.”
Y sin que nadie te lo diga, sin ningún discursito motivacional de Instagram, empiezas a subir el nivel tú también.
Empiezas a pensar distinto.
A decidir distinto.
A moverte distinto.
Solo por estar cerca.
Eso también pasa dentro de la Tribu.
O sea, no hay clases, ni recetas, ni gurús. Solo gente que ya vive bien, que curra con cabeza, y que te empuja sin decirte nada.
Y te lo juro, eso se nota.
Desde que vivo en Andorra lo veo cada día, vaya.
Estás rodeado de gente que piensa distinto, que vive mejor… y se te pega.
Porque cuando te juntas con otra liga… acabas jugando mejor, joder.
Es inevitable.
Libertad, y luego todo lo demás.

