Casi seguro que también te ha pasado a ti.
Me refiero a lo que ayer me dijo una alumna de la Mentoría en acompañamiento.
Me decía que su programa estaba bien montado, que su carta de ventas explicaba todo, que había metido testimonios, bonus, hasta un webinar final… y que aun así, ni una venta.
“Todo bien, pero no compran”, me decía. “¿¿¿Por qué???”
—Porque no escuchas.
El problema es que la mayoría de emprendedores están tan ocupados mostrando lo suyo, que no estás viendo lo que les pasa a sus clientes.
Porque tú crees que ya les has contado todo… pero ellos siguen con preguntas que ni sabes que existen.
Esa es la jodienda.
Que tu cliente casi nunca te dice por qué no compra. Solo lo piensa. Y se va.
Y tú te quedas rascándote la cabeza, diciendo “pero si estaba todo claro…”
No.
Estaba claro para ti. Que llevas semanas ahí metido, sin salir de tu puta cabeza.
Pero no estaba claro para él.
Porque tú sabes de qué va tu programa, pero él no sabe si eso le va a funcionar a él, si es demasiado pronto…
O demasiado tarde.
No sabe si eso es lo que necesita.
O si le estás vendiendo una cosa cuando realmente quiere otra.
Y si tú no respondes a esas dudas antes de que aparezcan… te las comes.
Se las lleva el silencio. O peor, ese de tu competencia al que tanto odias.
Bueno, ese tipo de cosas, las trabajamos en profundidad dentro de la Mentoría.
Y también lo explico paso a paso en Membresías Salvajemente Libres, donde, entre otras cosas, te enseño:
La forma más simple de detectar las objeciones que ni están en voz alta —esas voces pequeñas que susurran “¿servirá para mí?”— y desmontarlas antes de que te las digan.
Una técnica que jamás imaginaste pero que funciona de puta madre para vender de forma natural justo en ese silencio previo al clic.
Cómo estructurar el mensaje final (el micro‑mensaje) que hace que el cliente diga “vamos allá” sin presión alguna.
El criterio final para decidir qué objeciones debes responder tú, cuáles puedes ignorar y cuáles dejar que se disipen solas con confianza.
Y claro, cuándo todo eso lo haces bien, tu membresía funciona como un motor silencioso.
Ese que genere ingresos recurrentes, te da margen para respirar y te regale tranquilidad mental, para que no estés pendiente de cada venta, sino de construir un negocio que financia la vida que eliges:
MEMBRESÍAS SALVAJEMENTE LIBRES — 130€
(hasta el viernes 17 a las 23:59h que sube a 140€)
PD: ¿Sabes lo que necesita tu cliente?
Confianza.
Y la confianza empieza cuando tú entiendes lo que le frena… antes de que te lo diga.
Aquí te ayudo a hacerlo: