Ayer me senté con un café.
Solo eso. Café, libreta, media hora sin interrupciones.
Y dije: venga, voy a pensar un poco en esto que tengo en la cabeza desde hace días.
Algo que pronto me gustaría contarte.
Y te juro que no pasaron ni cinco minutos.
A los cinco minutos ya estaba en Notion.
Reorganizando bloques.
Moviendo tareas de una columna a otra.
Convenciéndome de que eso, de algún modo, me iba a aclarar.
Y ojo, no es que no me dé cuenta.
Me doy cuenta enseguida.
Pero es que parar y pensar —pensar de verdad— incomoda.
Porque ahí no hay distracción.
Ahí no hay videos deslizándose suavemente hacia arriba por la gracia de tu índice.
Ahí solo estás tú y lo que no quieres decidir.
A la mayoría de emprendedores nos pasa lo mismo: en cuanto paramos, sentimos que estamos perdiendo el tiempo.
Que deberíamos estar haciendo algo. Lo que sea.
Publicando, ajustando, tocando, reaccionando.
Es tremendo lo que nos incomoda parar.
Y claro, pasa lo de siempre:
Mucho ruido, pocas decisiones.
Mil pestañas abiertas, cero dirección.
Y encima terminas el día cansado. Como si hubieras currado una barbaridad, pero sin tener ni idea de si estás yendo hacia algún sitio.
E insisto en lo que te digo muchas veces.
Lo peor es que te crees que el problema eres tú.
Que te falta foco. Que necesitas organizarte mejor. Que igual no tienes madera de emprendedor empotrador.
Y no, joder. Ya te he dicho que no es eso.
Lo que pasa es que no tienes espacio.
Ni marco.
Ni método para pensar tu negocio como alguien que construye de forma estratégica, no como alguien que sobrevive.
No a salto de mata.
Por eso, exactamente por eso, en la lección de esta semana de la Mentoría (que te mando el sábado por la mañana solo si entras antes del viernes a medianoche), te enseño a construir con cabeza.
No desde la prisa.
Tampoco desde el agobio.
Ni micho menos desde la idea brillante de ayer.
Desde ti.
Desde lo que quieres sostener sin quemarte.
Desde lo que te va a dar libertad real, no solo facturación con ansiedad.
Esto no va de organizar tu semana.
Va de no sentirte un impostor cada vez que te sientas a trabajar.
De mirar tu negocio y decir:
“Vale, esto lo he construido yo. Y sé por qué lo estoy haciendo.”
MENTORÍA DE NEGOCIOS LIBRES
PD: Si te cuesta parar es porque sabes que, cuando lo hagas, vas a tener que tomar decisiones.
Y ahí es donde empieza la libertad de verdad.
Por eso, en la Mentoría tienes mi acompañamiento personal para tomarlas.
Pensemos tu negocio juntos ahora: