Justo antes de hacer algo importante, la cabeza te la empieza a jugar.
A veces pasa.
Me refiero a cuándo estás a punto de hacer algo importante, y te entran las dudas tontas.
Te suena, ¿verdad?
Esa pereza.
Ese “ya si eso lo veo mañana”.
Como cuando tienes una conversación pendiente con alguien y de repente te da por fregar la cocina.
O ponerte a mirar vuelos a Laponia.
La cabeza es así.
Se defiende.
Porque sabe que si haces lo que toca…
ya no hay vuelta atrás.
Y eso asusta.
Aunque lo necesites.
Aunque lo desees.
Asusta.
En fin, poco más que decir hoy.
Mañana abro la Mentoría de Negocios Libres.
Una puerta.
Pero no cualquiera.
De esas que sabes que, si cruzas… ya no puedes hacerte el loco.
Porque ahí ya no vas solo.
Ahí piensas con alguien.
Ahí decides.
Y construyes.
Cada semana.
Sin excusas.
Sin rincón donde esconderte de ti mismo.
Así que nada, solo quería decirte que mañana puedes dar el primer paso.
Y que estaré al otro lado…
Por si decides cruzar.
—Jordi
PD: No hace falta que digas nada.
Mañana se verá todo claro.