¿Te ha pasado que hayas dicho muchas veces “sí” solo para evitar conflictos?
¿O porque temías perderte algo?
¿O a alguien?
Te lo digo porque yo mismo, sobre todo cuándo era joven, he sido culpable de eso más veces de las que puedo contar.
A ver, no es que ahora, con 40, no sea joven.
Es más, ahora entreno tanto y tan fuerte (algún día te hablaré de eso) que mis pectorales de acero hablan por mí.
Pero es cierto que es otra etapa de la vida.
Bueno, el asunto.
Que cuándo era más joven decía sí por gilipollas.
Te pongo ejemplos que lo mismo te suenan:
Antes decía que sí a cualquier plan, solo por ser parte del grupo, aunque el plan fuera un coñazo.
Antes, decía que sí a esa entrevista que me querían hacer solo porque me conocieran un puñado de emprendedores, aunque el entrevistador fuera soporífero.
Antes decía que sí a ese cliente por miedo a no facturar nunca más, aunque el tipo se viera a leguas más tóxico que tu última relación
Antes, decía que sçi esa mujer que, bueno, vamos a dejar esto aquí.
Pero he aprendido que decir “no” es crucial si quieres realmente tomar control de tu vida.
Y, ya que estamos, también de tu negocio.
¿Por qué te digo eso?
Pues porque he aprendido que decir “no”, no es rechazar algo solo por tus cojones.
No es chulería de barrio, es otra cosa.
Es reafirmar tus valores
Tu tiempo.
Y tus propios límites.
Es más, cuándo dices “no”, en realidad estás diciendo sí a lo que realmente es importante para ti.
Algo que puede no coincidir con lo más importante para otra persona.
Es la vida.
Alguno te llamará egoísta por eso. A mí me pasa todo el tiempo.
Ok, nada en contra. Insisto, es la vida.
Porque cuida tus propios intereses no es egoísmo, es sentido común.
Pero es que no solo es eso.
Decir “no”, construye respeto.
Sí, las personas respetan a quienes saben lo que quieren y no tienen miedo de afirmarlo.
Puede que no lo creas, pero cuando pones límites claros, la gente te toma más en serio.
Lo he aprendido a base de incontables hostias con la mano abierta.
Entonces, puede ser que ahora digas “ok Jordi, todo esto está muy bien, pero yo soy una persona a la que le cuesta poner límites y me muero cada vez que tengo que decir que no…”
(Me viene a la mente alguien muy concreto que ahora mismo está leyendo este email desde su móvil, alguien que bien podrías ser tú…)
Por eso he pensado algunos consejos para que puedas decir “no” sin sentir que tu mundo se acaba:
Sé tajante pero amable: No necesitas ser un imbécil para decir no. Un simple "Gracias por XXX, pero en este momento no me interesa" es suficiente.
Explica tus razones: A veces, un poco de contexto puede ayudar a la otra persona a entender tu posición. Ojo, no soy especialmente amigo de dar demasiadas explicaciones, pero si sientes que lo necesitas para reafirmarte, hazlo.
Ofrece alternativas: Si puedes, ofrece otra solución. "No puedo ayudarte con eso, pero ¿por qué no pruebas con eso otro…?"
Bueno, todo esto no te lo cuento de oídas.
Te lo explico porque, desde que empecé a decir “no” más a menudo, he notado que:
Tengo más tiempo para mí y para los proyectos que realmente me apasionan.
Mis relaciones son más saludables porque son claras y honestas.
Me siento menos estresado y más en control de mi vida.
Entonces, me gustaría que tú también experimentaras esto.
Por eso te propongo un reto.
Esta semana, te reto a decir “no” al menos una vez.
Elige algo que realmente no quieras hacer y di que no. Cuándo lo hagas, cuéntamelo.
Ya sea a un desconocido, a un cliente, a un amigo, a un familiar o tu amante.
En serio, comprométete y cuéntamelo. Así te será más sencillo.
Y observa cómo te sientes, qué cambia a tu alrededor.
Te prometo que no es tan terrible como suena. De hecho, podría ser el comienzo de una vida donde tú tienes el control total.
Una vida que merezca la pena ser vivida.
Pasa un glorioso domingo,
Jordi
PD: Si alguna parte de este email ha resonado contigo, pégale una captura de pantalla y etiquétame en Insta para que lo sepa todo el mundo.
PD2: ¿Qué es a lo último a lo que deberías haber dicho que no y no lo hiciste? Cuéntamelo y te respondo contándote lo mío. Hay salseo.