Si yo pude, ¿cómo no vas a poder tú?
Hay una frase que escuché hace años y que se me quedó grabada:
Hay una frase que escuché hace años y que se me quedó grabada:
“Tu vida es el reflejo de las conversaciones que tienes cada día.”
Y cuanto más tiempo pasa, más cierta me parece.
Porque da igual lo que hagas, si las personas con las que hablas no te suman, te frenan.
Sin querer, pero te frenan.
Lo notas cuando compartes una idea y te miran raro.
O cuando cuentas algo que te ilusiona y te sueltan un “ya, pero…”
O cuando dejas de contar cosas porque, total, no lo van a entender.
Joder… qué triste eso, de verdad.
Y al final no es que te sientas solo.
Es que estás rodeado de la gente equivocada.
La energía que tienes, lo que piensas, lo que haces con tu tiempo…
Todo eso cambia cuando cambias de entorno.
Y ojo, no hablo de networking ni de postureo emprendedor.
Nada de eso.
Hablo de estar con gente que vive con intención.
Que te inspira, que te empuja…
Gente genera pasta, que la hace crecer, que se cuida, que ocupa de sus familias…
Y que te recuerda que se puede vivir distinto.
Ya lo creo que se puede.
Si yo pude, ¿cómo no vas a poder tú?
Vamos, no me jodas.
Y ya está. No hay mucho más que decir.
Si tu entorno no te impulsa, te seca.
Así de simple.
El 3 de noviembre vas a entender por qué te digo esto.

